miércoles, 30 de octubre de 2013

El castigo eterno

Una de las formas mejores y más interesantes de conocer una cultura es adentrarse en sus creencias, y en concreto en su visión del "más allá", de las recompensas y castigos que se pensaba las personas encontraban tras la muerte.

En el caso de las culturas antiguas, se puede conocer la evolución de una sociedad por los cambios que experimentan sus relatos mitológicos, que siempre se adecúan a los valores morales que se predican en cada momento.Por ejemplo, el hecho de que en el yacimiento de una determinada población se encuentren restos de sepulcros o tumbas significa que en esa cultura se creía en una vida tras la muerte, lo que llevaba a preservar el cuerpo de los seres queridos.

En la mitología grecorromana ya en época Arcaica se comenzó a creer que las personas al morir no se quedaban en la tierrra, sino que viajaban a otro mundo. Por esa razón, al enterrar a sus difuntos les ponían en la boca una moneda que les serviría para pagar el viaje en la barca de Caronte por la laguna Estigia hasta el Infierno.
 
J. Patinir. Paso de la laguna Estigia. 1519-1524. Museo del Prado

lunes, 28 de octubre de 2013

Mengs y Azara. El retrato de una amistad

José Nicolás de Azara, Antón Rafael Mengs.
Óleo sobre tabla, 77 x 61,5 cm, 1774. Madrid, Museo Nacional del Prado
El Museo de El Prado ha llevado a cabo la exposición de una serie de obras sobre los artistas Antón Rafael Mengs y José Nicolás de Azara, con motivo de la reciente adquisición por parte del Estado del retrato de José Nicolás de Azara realizado por el primero de los artistas mencionados en 1774.

         El retrato refleja el carácter íntimo y personal de Azara, que fue el diplomático español en Roma, durante los años de 1730 y 1804, y embajador de España ante Francia en la época de Napoleón.

No obstante, este retrato se acompaña de una serie de veinticuatro obras antiguas pertenecientes a la colección privada de Azara, quien, amante de las antigüedades, había participado en dos excavaciones arqueológicas. Estas colecciones fueron donadas a su muerte al monarca español Carlos IV, que acabarían siendo repartidas entre la Casa del Labrador de Aranjuez y el Museo de El Prado.

Roma en el bolsillo. Cuadernos de dibujo y aprendizaje artístico en el siglo XVIII.

“Traerán siempre consigo libros de memoria en que apuntar las obras más dignas que encuentren en los templos, palacios, jardines y fuentes, y los adornos antiguos y modernos donde quiera que los hallen.”
            Esta cita que recoge las instrucciones que los pensionados recibieron por parte de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando antes de partir a su viaje a Roma, resume magistralmente el contenido de la exposición que, en el edificio de la ampliación realizada por Moneo en el Museo de El Prado, se exhibe estos días.
Alegoría de las Artes, José del Castillo.
Cuaderno italiano I, p. 3, 1762, Madrid, Museo Nacional del Prado
Entre 1758 y 1764, un grupo de ocho artistas españoles acudieron a una de las ciudades que desde la Antigüedad había sido un foco constante de atracción artística: Roma.  La finalidad del viaje no fue otra que la de la formación íntegra de los mismos, -en sus distintas disciplinas: escultura, arquitectura y pintura-, en los conocimientos artístico estéticos de la Antigüedad, del Renacimiento y del Barroco. Así, arquitectos como Juan de Villanueva y Domingo Antonio Lois, escultores como Antonio Primo e Isidro Carnicero y los pintores José del Castillo, Mariano Salvador Maella o Antonio Martínez Espinosa, fueron enviados a la capital italiana.
           

domingo, 20 de octubre de 2013

Macchiaioli

Ayer por la tarde fui a visitar una de las exposiciones de Mapfre: Macchiaioli. Me habían hablado muy bien de ella y la verdad es que, aunque la esperaba diferente, me ha gustado.

Los macchiaioli fueron una serie de pintores que renovaron el arte italiano de una manera similar a como lo hicieron los impresionistas aunque, sorprendentemente, lo hicieron antes. Esto me llamó especialmente la atención pues nunca antes había oído hablar de ellos.

De igual modo que harían después los impresionistas, los macchiaioli se oponen a la pintura académica en la que se habían formado y persiguen un nuevo arte moderno. Los macchiaioli se caracterizan por un estilo sencillo, en la que predomina la simplificación de las formas y figuras, oponiéndose al realismo minucioso de la pintura anterior. De este modo, las escenas parecen estar formadas por una superposición de manchas de colores.

Giovanni Fattori, La torre roja. 1857.

lunes, 7 de octubre de 2013

El nuevo Miguel Ángel

Hace tiempo, y gracias a mi hermano, conocí el Centro Aletti. Este taller de arte, iniciado por Rupnik -conocido como el Miguel Ángel del siglo XX-, expresa en mi opinión una corriente renovadora del arte cristiano; y es que a lo largo del siglo XX se ha hecho evidente que éste ha perdido su capacidad de expresarse en un lenguaje contemporáneo.

Vivimos en una sociedad en la que la imagen desempeña un papel fundamental, pero una gran parte del arte religiosa continúa utilizando un estilo "murillista" -y por tanto desfasado- y a la vez vacío de contenido. El Centro Aletti desarrolla un arte litúrgico, en el que la imagen no es mera decoración sino que está lleno de significado.

jueves, 3 de octubre de 2013

Relájate y disfruta

Todos aquellos que hayan estudiado Historia del Arte y estén leyendo esto seguro que se sienten identificados con la siguiente situación:

- ¿Qué estudias?
- Historia del Arte.
- ¡Oh! ¡Qué bonito! A mí me gustaría estudiarlo cuando me jubile…

Inevitablemente, en ese momento intentas disimular con una sonrisa forzada y un “Ah, ¿sí?”.

martes, 1 de octubre de 2013

LOS BAÑALES. Porque no todos los yacimientos son iguales...

Acueducto de Los Bañales
Han pasado ya cuatro años desde que por vez primera, pude descubrir realmente la maravilla de la arqueología.
Todo empezó cuando en una clase de Historia de España Prerromana, nuestra profesora, la doctora María del Mar Gabaldón, invitó a una especialista en el estudio de mármoles, que por aquel entonces, también trabajaba en las excavaciones de la Villa romana de Carranque: la doctora Virginia García Entero. La clase magistral fue muy enriquecedora, pero sobre todo, avivó en mi el interés por participar en alguna campaña arqueológica y poder, de esta manera, "tocar" y "experimentar" más de cerca la antigüedad.